Sostenido por el Partido Quisqueyano Demócrata Cristiano (PQDC), quedó concretizado en este municipio de La Romana la candidatura a la alcaldía del pujante empresario de la televisión local Leonel Peña.
Luego de éste someterse a un momento de profunda reflexión, y de consultar con diversos sectores de la vida política, económica y social de esta localidad, finalmente decide aceptar la candidatura para dirigir la política municipal del ayuntamiento de esta localidad, a través del PQDC y un conjunto de prestigiosas personalidades del sector religioso.
Leonel Peña que no es un improvisado en la materia, ya que en las pasadas elecciones participó como candidato a alcalde por el Miuca, en a penas42 días de activismo políptico, logra conseguir una significaba votación no obstante a ciertas adversidades y limitaciones.
Fruto del trabajo desplegado por éste junto a un reducido equipo de trabajo integrado por hombres y mujeres, logra en tan poco tiempo consitar el apoyo de un importante segmento convicciónedad romanense.
El apoyo logrado por el prospero empresario de la televisión local quien es propietario del importante canal Caña T.V., se debió al arduo trabajo político realizado pero sobretodo al ambicioso y dinámico programa de gobierno municipal que éste tenía en carpeta.
De acuerdo a ciertas informaciones que hasta a mi han llegado, Leonel Peña tiene la plena convicción de que en esta ocacion llegará a la mansion municipal, y desde allí realizar las transformaciones que desde hace tiempo viene demandando los diversos sectores de La Romana.
Es bien sabido también que el señor Peña cuenta desde ya en el ámbito internacional con importantes personalidades del mundo empresarial, los cuales están dispuestos a brindarle todas la cooperación al municipio de La Romana cuando Leonel Peña sea el alcalde.
De acuerdo a ciertas personas que han opinados sobre las aspiraciones del empresario televisivo, han externados que éste está en sus mejores momentos para lograr su objetivo por la farta de confianza que siente la población por la mayoría de los políticos tradicionales, así como tambien por el fantasma divisionista que acedía a los partidos tradicionales.