Hay que reconocer que el señor Miguel Vargas Maldonado tiene un maleficio y es un verdadero fucu, ya que donde quiera que éste llega reina la discordia, la indisciplina y la traición.
Antes de la llegada de Miguel Vargas a la fila del Partido De la Liberación Dominicana, esa era una organización disciplinada que se regía bajo los principios de la ética y la moral.
Era una organización donde se respetaba la democracia partidaria, donde los deberes y derechos de cada uno de sus miembros estaban garantizados.
En cada procesos que se producían todo era bajo un estricto orden donde lo que primaba era los intereses partidario, muy alejado de los intereses personales.
Pero todo se derrumbó como dice una canción, ya que con la sola presencia de Miguel Vargas a la fila del PLD junto con su pandilla de mercaderes de la política, a esa organización llegó la traición, la inquina, la indisciplina y sobretodo la deslealtad.
Allí ya no hay democracia, todo se desarrolla de una manera anárquica, se ha perdido el respeto que debe de existir hacia la máxima dirigencia, en sí se ha perdido los nobles principios inculcando por la mente brillante del profesor Juan Bosch y Gaviño.
Es tanto así, que por primera vez se observa en ese partido una sublevación generalizada donde a pocos días de las elecciones no se han podidos conformar las boletas de los candidatos congresuales y municipales a nivel nacional, ya que hasta la fecha no hay nada definido debido a que no se han podido poner de acuerdo antes las acusaciones y contra acusaciones sobre los procesos internos que se han realizados.
Esta degeneración que se ha producido en el PLD tiene sus orígenes, después de la llegada a esa entidad política de la pandilla del Partido Revolucionario Dominicano encabezado por el gran mercader de la política rastrera Miguel Vargas Maldonado.
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